La construcción de la democracia en México.
#Columna La construcción de la democracia en México.
Para nadie es desconocido, que, en las últimas décadas, México ha experimentado un cambio trascendental en el sistema político con la llegada de la alternancia en el gobierno y el establecimiento de las bases de un sistema más democrático.
Este acontecimiento marcó un hito histórico que transformó el panorama político y abrió nuevas oportunidades para el país.
Desde un punto de vista histórico, la llegada de la primera alternancia, marcó el fin de una era política larga y controvertida. Durante décadas, el PRI gobernó el país con mano dura, controlando todas las instituciones del Estado y limitando la participación ciudadana. Las elecciones eran cuestionadas por su falta de transparencia y competencia real.
No podemos dejar de reconocer, que, para llegar a esto, se dieron pasos, aunque lentos, en materia de reformas políticas y electorales.
La Reforma Política de 1977 marca un parteaguas, ya que abrió el sistema político y permitió la participación de nuevos actores. Se estableció el principio de “no más un solo partido hegemónico” y se permitió la inscripción de partidos políticos diferentes al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En 1986, se creó la Comisión Federal Electoral (CFE), antecesora del actual Instituto Nacional Electoral (INE), como organismo encargado de organizar y supervisar las elecciones.
El 12 de febrero de 1987, se reformó la legislación electoral federal, emitiendo un nuevo Código Federal Electoral, en sustitución de la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LFOPPE) de 1977.
En 1989, se crea el Instituto Federal Electoral, el IFE.
Sin embargo, a partir de las reformas políticas y electorales implementadas en los años 90, es cuando se sentaron las bases para la transición hacia un sistema democrático.
Estas reformas incluyeron la creación de instituciones autónomas encargadas de organizar y supervisar las elecciones, así como la apertura del espacio político para nuevos partidos y voces.
En el año de 1990 se da una nueva reforma que introdujo cambios significativos en el sistema electoral mexicano. Se implementó el principio de representación proporcional en la elección de diputados federales, lo que permitió una mayor pluralidad en la Cámara de Diputados. También se estableció la figura de candidaturas comunes, que permitía a varios partidos políticos postular candidatos en coalición. Se aprueba también, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE).
Pasaron tan solo tres años y 1993 se propone y vota una nueva reforma, la cual buscó fortalecer el sistema electoral y aumentar la transparencia en los procesos electorales. Se estableció la obligación de los partidos políticos de abrir sus procesos internos de selección de candidatos a la participación ciudadana. Además, se creó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) como máximo órgano jurisdiccional en materia electoral.
La reforma política de 1996 tuvo como objetivo ampliar la participación ciudadana en la vida política del país. Se estableció la figura de las candidaturas independientes, que permitía a ciudadanos no afiliados a partidos políticos postularse a cargos de elección popular.
También se modificaron las reglas para la integración del Congreso, estableciendo que al menos el 30% de los legisladores debían ser electos mediante el principio de representación proporcional.
Lo que resumía estas importantísimas modificaciones al marco electoral y político, es lo que ya mencionamos antes, ya que, durante décadas, México vivió bajo un sistema político dominado por un solo partido, el PRI, que ejercía un control absoluto sobre el poder.
Con ellas, se sentaron las bases para la transición hacia un sistema democrático.
Fue en el año 2000, el inicio de un nuevo siglo y un nuevo milenio, cuando en nuestro país se materializó este gran cambio que se venía construyendo, con la victoria del empresario Vicente Fox Quesada, candidato del Partido Acción Nacional (PAN), en las elecciones presidenciales.
Esta victoria representó un quiebre significativo en la historia política mexicana, ya que, por primera vez en décadas, un partido distinto al PRI ocupaba la presidencia, siendo Ernesto Zedillo Ponce de León quien entregó la banda presidencial.
El gobierno de Vicente Fox estuvo marcado por una serie de reformas y políticas que buscaban fortalecer la democracia en el país. Se impulsaron cambios en áreas clave como la transparencia, la rendición de cuentas y los derechos humanos. Sin embargo, también enfrentó desafíos y críticas, ya que las expectativas generadas por este cambio político eran altas y había mucho por hacer.
Se abrieron nuevas oportunidades para la participación ciudadana y la competencia política, lo que nos ha llevado a una mayor pluralidad y diversidad en el espectro político.
Además, en este tiempo, se han creado instituciones autónomas encargadas de garantizar la transparencia y la rendición de cuentas en el ejercicio del poder.
Prueba de ello, en el año 2012 se dio nuevamente el regreso del otrora partidazo, el partido hegemónico, el PRI, a la Presidencia de la República de la mano de Enrique Peña Nieto. Gobierno que estuvo marcado por graves actos de corrupción, falta de transparencia y una muy baja calificación presidencial por parte de la ciudadanía.
Ello llevó a que, en el 2018, la alianza de izquierda encabezada por el candidato Andrés Manuel López Obrador de la mano de su movimiento de regeneración nacional, ganara las elecciones presidenciales.
Asimismo, la mayoría en las cámaras de diputados y senadores.
Después de este breve recorrido, podemos concluir comentando que, la llegada de la democracia a México representó un punto de inflexión en la historia política.
Hoy en día, el país cuenta con un sistema político más plural, con una mayor participación ciudadana y un mayor respeto a los derechos humanos. No obstante, aún existen muchos retos por superar, como la consolidación de las instituciones democráticas, la erradicación de la corrupción y la desigualdad. A pesar de esos desafíos y obstáculos, este cambio ha sentado las bases para un sistema más inclusivo, transparente y participativo. Es responsabilidad de todos los ciudadanos seguir construyendo una democracia sólida y trabajar juntos para superar los retos que aún nos esperan.
Al tiempo.