La importancia de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Atotonilco
#Columna
Estamos viviendo una grave crisis de agua en el país y desde luego, Hidalgo no está exento, ya que sufre todos los días el desabasto y la falta del líquido principalmente en la Zona Metropolitana de Pachuca, lo que ha llevado a muchos ciudadanos a tomar las calles para exigir el suministro e incluso, en los últimos días, dicha crisis derivó al ámbito político, al desatarse un conflicto con el vecino estado de Querétaro.
De acuerdo a un informe publicado en el 2022 por la Conagua, cerca del 50% del territorio nacional tiene diversas afectaciones en el abasto, indicó, además, que de los 653 acuíferos que hay en el país, 275 ya no cuentan con agua para surtir a la ciudadanía. Datos escandalosos, y sobretodo preocupantes, sin lugar a dudas.
Y si a esto le sumamos que, seguramente, existe un desconocimiento del estado real de los acuíferos del país, pues no contamos con una información 100% certera. Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Existe alguna manera de recuperar o regenerar alguno de esos acuíferos?
En palabras de los expertos ambientales e hídricos, uno de los mejores métodos para recuperar y preservar el agua es a través de la reutilización de las aguas residuales, que no son otra cosa, que aguas que ya han sido utilizadas en actividades domésticas, comerciales e industriales.
Y justo sobre este tema, debemos recordar que uno de los proyectos hídricos más importantes de los últimos dos sexenios presidenciales, es la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Atotonilco, mejor conocida como “PTAR Atotonilco Hidalgo” y leyó usted bien, sí, está ubicada en el sur del estado de Hidalgo.
Dicho proyecto, se consideró dentro del Plan Nacional de Desarrollo y dentro del Programa Nacional Hídrico del sexenio de Felipe Calderón, y dentro del Programa Nacional de Infraestructura 2013-2018 impulsado por la administración de Enrique Peña Nieto.
A pesar de ser un Plan promovido por el Gobierno Federal, a través de la Comisión Nacional del Agua, requirió de total coordinación con el Gobierno de Hidalgo y con el Ayuntamiento de Atotonilco de Tula por encontrarse físicamente en este municipio.
Pero, ¿Qué tenía de importante este proyecto y en que influyó en Hidalgo? Primero hay que partir, que se dice que el Valle de México tiene uno de los índices de tratamiento de aguas residuales más bajos de todo el país, aunado al gran volumen poblacional asentado, lo que genera un gran desequilibrio hídrico en toda la zona centro de México.
La localización de esta mega obra, no es por pura casualidad, obedece a que las aguas negras de todo el Valle de México son descargadas, a través de los túneles emisor oriente y emisor central, justamente en esta zona, donde también comienzan los distritos de riego de la región.
Desde el 2009 que fue concesionada la obra, los años siguientes durante su construcción y hasta el 2017 durante su inauguración, se habló sobre la importancia y fortaleza de este proyecto hídrico. Se dijo que la Planta se convertiría en la Tercera más grande del mundo, tan solo atrás de Boston y de Chicago, ambas en los Estados Unidos. Técnicamente se planteó que tendría “una capacidad de tratar más de 23 metros cúbicos por segundo mediante proceso convencional y un módulo adicional (mediante proceso físico-químico) para tratar 12 metros cúbicos por segundo en época de lluvias”.
Como parte fundamental de la socialización de la PTAR, se explicó que sería de gran beneficio para los hidalguenses, directamente 700 mil personas del valle de tula y del valle del mezquital, de las cuales 300 mil viven en las márgenes de la zona de riego; que mejoraría las condiciones sanitarias de la población y permitiría utilizar el agua tratada en la agricultura (conservando los nutrientes de las aguas residuales pero eliminando los contaminantes), además de facilitar la tecnificación de los sistemas de riego y la producción de cultivos de mayor valor agregado.
La PTAR, fue considerada dentro de los Proyectos de Inversión de Infraestructura Económica y aunque fue desarrollado por el sector privado, principalmente por el grupo IDEAL, fue impulsado financieramente por Banobras, el Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin) y la banca comercial. El Fonadin aportó recursos por cinco mil 300 millones de pesos, en tanto que Banobras otorgó una línea de crédito para el resto de su ejecución.
El servicio que presta, incluye la remoción y disposición final de los lodos y biosólidos que se generen en la misma, una planta de cogeneración; y se prestarán los servicios de tratamiento de aguas residuales del Valle de México hasta por 25 años.
Adicionalmente, en la planta de tratamiento de Atotonilco se aprovechará el gas metano (obtenido del proceso de tratamiento de los lodos), para la generación de energía eléctrica, con el fin de que esta planta genere alrededor del 80 por ciento de sus propias necesidades de electricidad.
El agua tratada por la Planta, tiene dos destinos principales: el Canal Salto Tlamaco para riego agrícola y el Río El Salto, del que emergen canales de riego, en particular el Canal Viejo Requena, que llega hasta la presa Endhó.
Durante su pico de funcionamiento, se sanearán alrededor del 60 por ciento de las aguas negras que genera la Zona Metropolitana del Valle de México, lo que representa el 8.4 por ciento de las que se producen en todo el país.
Se han cumplido ya, 6 años desde su apertura y pareciera que no existen resultados tangibles, sin embargo, una restauración ecológica como la que se plantea, no se puede llevar a cabo en tan corto tiempo, y más, después del grave daño ocasionado por más de 100 años en el Valle de México.
Realmente necesitamos que la planta, ofrezca agua de buena calidad para el cultivo de productos, para el uso industrial, menos contaminación, derivando en buenas condiciones de salud y en general llevará a generar mejores acciones de vida en todo el sur del estado.
Pero no solo es responsabilidad de la PTAR, todos juntos, población y autoridades, tenemos que seguir avanzando hacia la sustentabilidad hídrica, fortaleciendo la recarga de los mantos acuíferos, mejorando el manejo de los desechos sólidos, la disposición final de la basura en la región, el cuidado del agua y del aire. Está en nuestras manos y aunque pareciera, aún no es tarde.
¿Qué preferimos, que las futuras generaciones nos lo reconozcan o nos lo demanden?