Ochoa y su verdadero rostro.
#ColumnaInvitada
Ochoa y su verdadero rostro.
En el competitivo mundo de la política, donde muchos luchan arduamente para abrirse camino y marcar la diferencia, hay ocasiones en las que nos encontramos con figuras que parecen haber llegado a posiciones de poder sin un verdadero esfuerzo o compromiso.
Hoy, en este espacio de opinión, me gustaría reflexionar sobre la historia de un joven político, cuyo ascenso meteórico parece carecer de los fundamentos necesarios para ejercer un liderazgo efectivo. Su trayectoria es un ejemplo de cómo la superficialidad puede prevalecer sobre el mérito, el esfuerzo y la dedicación.
La historia de Cuauhtémoc Ochoa Fernández siempre ha estado ligada al poder, tanto económico, como político y social. Nacido en el entonces Distrito Federal, hoy CDMX, desde muy pequeño se vinculó con el estado de Hidalgo, específicamente con el municipio de Nopala de Villagrán, donde sus padres tienen un enorme rancho.
Esta “cercanía” al campo hidalguense, lo llevó a aficionarse, casi hasta la locura, por los caballos. Ejemplares de los que posee varios no sólo en su rancho, los que ocupa para practicar la charrería sino, dicen que, en el Lienzo Charro de Constituyentes en la Ciudad de México, donde guarda algunos de diversas razas.
“Cuau” como es conocido, emergió en el escenario político hidalguense sin haberse ganado su lugar a través de un arduo trabajo y experiencia. Su ingreso en dicho ámbito no fue el resultado de un compromiso de larga data con los problemas de la sociedad ni de una lucha constante por el bienestar de su comunidad. Por el contrario, pareció caer en el puesto con una facilidad desconcertante, gracias a su posición privilegiada, sus conexiones políticas, pero principalmente, sus relaciones sociales.
Ingeniero por la Universidad Iberoamericana, y un Diplomado en Finanzas y Administración por el ITAM, es aquí donde logra codearse con el círculo del poder de la socialité en México. Chistoso y dicharachero, no le fue difícil entrar con el pie derecho a este selecto grupo, donde se hizo amigo, muy amigo, de Jorge Emilio González, el “niño verde”, quien en 1999 lo invitó a formar parte del club de los juniors, llamado el PVEM. Su bro, lo nombró presidente estatal y delegado del partido en Hidalgo, así como candidato a diputado local por la vía plurinominal.
De 1995 a 2000 se desempeñó a la par como gerente y director de Proyectos de la empresa constructora fundada por su familia, el Grupo de Ingeniería Proyecto y Construcción S.A. de C.V.
Fue electo por primera ocasión diputado federal por la vía plurinominal a la LIX Legislatura de 2003 a 2006; en la cual fue secretario de la comisión de Energía.
En 2006 logró la candidatura de la Segunda formula al Senado de la República por Hidalgo, no logrando la victoria y posteriormente fue designado por el PVEM como representante facultado de dicho partido, ante el equipo de trabajo del presidente electo Felipe Calderón.
Nuevamente por impulso de Jorge Emilio, en 2008 fungió como Secretario de Turismo y en 2009 fue nombrado Secretario de Obras Públicas en Hidalgo, durante la administración de Miguel Ángel Osorio Chong, de quien se hizo incondicional.
Entre 2010 y 2011, ayudó a Osorio a acercarse al círculo de la socialité del que formaba parte y eso fue en buena medida lo que llevó a MAOCH a integrarse a la estructura de campaña del candidato del PRI a Presidente de México, Enrique Peña Nieto.
A la par, fue incluido como candidato a diputado federal en las listas plurinominales del PVEM pero no alcanzó curul.
“El Cuau”, fue nombrado coordinador de Energía en la campaña electoral. Al ser electo y tomar posesión como presidente de México, Peña Nieto lo nombró Subsecretario de Fomento y Normatividad Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y permaneció en dicho cargo hasta 2018.
En su carácter de Subsecretario federal, Ochoa avaló uno de los fraudes más escandalosos de los últimos tiempos y de los que se tiene plena certeza: la compra de la empresa Fertinal por parte de Pemex en 2015, ya que fue parte de la sesión en donde el entonces consejo de administración de Pemex, encabezado por el encarcelado Emilio Lozoya, decidió comprar la planta chatarra de Fertinal, ello a pesar de que no servía para nada porque era un conjunto de fierros viejos, oxidados y desvencijados.
Tan sólo un año después, en 2016, junto el titular de la Semarnat y el entonces gobernador de Puebla, impulsaron un negocio redondo para ellos, al invitar a diversos municipios poblanos a concesionar hasta por 30 años, los servicios de tratamiento de desechos a la empresa “Pro-Faj”.
En 2021, aun como integrante del PVEM fue postulado por segunda ocasión candidato a diputado federal, y conocido durante este período cómo #LordDespensas, ya que fue descubierta una bodega de su propiedad con miles de despensas que iban a ser repartidas en diversos municipios. A pesar de este escándalo nacional, resultó electo por una gran votación a la LXV Legislatura.
Aunque había sido electo como miembro del PVEM, antes de asumir la diputación, de manera nuevamente polémica, anunció su integración en el grupo parlamentario de Morena; lo que desató una gran cantidad de cuestionamientos.
En noviembre del mismo año, solicitó su registro como aspirante a la candidatura de Morena a la gubernatura de Hidalgo, declinando tiempo después, en favor del actual gobernador.
Este ascenso meteórico y sin esfuerzo, es lo que ha llevado a interrogantes sobre su capacidad real para liderar y representar verdaderamente los intereses de los hidalguenses.
Quiero cerrar esta entrega, que si bien requería de antecedentes un poco extensos, reflexionando sobre cómo, la presencia de políticos designados por relaciones sociales, carentes de méritos y compromiso real, es una afrenta a la democracia y a la confianza de los ciudadanos en sus líderes. Estos individuos representan una grave amenaza para el bienestar de la sociedad, ya que sus decisiones están desligadas de la realidad y sus intereses personales priman sobre el bien común.
Como ciudadanos, simples y comunes, nuestro deber es exigir una política basada en la meritocracia y en el compromiso genuino con la comunidad. Los líderes políticos deben ser seleccionados por su experiencia, conocimiento y dedicación al servicio público, no por sus relaciones personales. Además, se requiere una mayor transparencia y rendición de cuentas en el proceso de selección de candidatos y en la toma de decisiones políticas.
Pero seamos sinceros, por más exigencia popular que haya, estos quistes políticos seguirán existiendo y entonces, debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad de elegir y apoyar a líderes políticos comprometidos, informados y dispuestos a trabajar arduamente en beneficio de la gente. No podemos permitir que la superficialidad y la falta de compromiso se arraiguen en nuestros sistemas políticos, ya que solo socavan nuestra democracia y perpetúan la desconfianza en el poder político.
Agradecido del espacio en este medio. Hasta pronto.
Epicteto.