El papel del máximo Tribunal de Justicia del país.
#Editorial
El papel del máximo Tribunal de Justicia del país.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación, es el máximo tribunal de México y desempeña un papel fundamental en el sistema judicial del país. Asegurando la interpretación correcta y la aplicación de la Constitución, protegiendo los derechos humanos, resolviendo conflictos jurídicos, realizando el control constitucional y legal, y garantizando la autonomía del Poder Judicial.
La historia de la SCJN se remonta al año 1824, cuando se estableció la primera Corte Suprema de Justicia de México como parte del Acta Constitutiva de la Federación Mexicana del 31 de enero de ese mismo año. Pocos meses después, el 4 de octubre, se promulgó la Constitución Federal de México. Desde entonces, la institución ha experimentado transformaciones significativas en su estructura y funciones.
Durante el siglo XIX, la SCJN tuvo que enfrentar numerosos desafíos derivados de la inestabilidad política y los conflictos sociales que caracterizaron a México en ese periodo. Sin embargo, la Corte se mantuvo, a pesar de todo, como un órgano independiente e imparcial, desempeñando un papel fundamental en la consolidación del Estado de Derecho en el país.
Uno de los momentos más importantes fue la promulgación de la Constitución de 1857, que estableció las bases para la protección de los derechos, limitando el poder del gobierno. Esta Constitución otorgó a la Corte el poder para resolver juicios de Amparo, de declarar la inconstitucionalidad de leyes y actos de autoridad que contravinieran sus disposiciones, sentando así las bases de las controversias Constitucionales en México.
Uno de los hitos más importantes en la historia de la SCJN fue la promulgación de la Constitución de 1917, que sentó las bases para la creación del Poder Judicial de la Federación, cuyo ejercicio fue depositado en la Suprema Corte, fortaleciendo su papel como intérprete final de la Constitución y le otorgó facultades para ejercer el control constitucional y garantizar el respeto a los derechos fundamentales.
Durante las reformas de 1994, se crea el Consejo de la Judicatura Federal, quien además de encargarse de las cuestiones administrativas, tendrá como uno de sus objetivos, fortalecer la carrera judicial. La SCJN, toma forma tal y como la conocemos hoy.
Sin lugar a dudas, la SCJN se encuentra sujeta, más que nunca en su historia, al escrutinio público. Lo anterior derivado de la llegada de la 4T al Poder Ejecutivo y los recientes enfrentamientos entre poderes, por decisiones y resoluciones a controversias presentadas ante actos, sobre todo, del Presidente de la República.
Es común que surjan discrepancias entre el Poder Ejecutivo y el Judicial, debido a interpretaciones divergentes de la Constitución o a decisiones judiciales que puedan afectar las políticas o acciones del gobierno en turno. Estas diferencias pueden dar lugar a debates públicos y a discusiones sobre la independencia y la imparcialidad del poder judicial.
Es fundamental destacar que tanto la Presidencia, como la SCJN son instituciones clave en el sistema democrático de México y tienen roles y funciones definidos en el marco constitucional.
Por ello, la puesta en duda, por parte del titular del Poder Ejecutivo y posteriormente de algunos integrantes del Legislativo, sobre si la designación de los ministros que actualmente conforman el tribunal se hace mediante un proceso riguroso, transparente y democrático, lo que pondría en duda su independencia y neutralidad en la toma de decisiones, puede llevar a escenarios complejos, con lagunas legales e incluso contradictorios.
Si bien el Poder Judicial, no está exento de cuestionamientos, de corrupción y de fallos, también se debe reconocer que la SCJN ha demostrado su imparcialidad a través de diversas resoluciones en casos controvertidos y sensibles, en los que ha defendido los principios fundamentales de justicia y equidad, manteniendo el equilibrio entre los poderes del Estado y asegurando que las leyes y acciones del gobierno se ajusten a lo que mandata la Constitución.
A nadie conviene, en aras de la gobernabilidad y de la paz política en México, que siga creciendo la polarización y división en torno a los integrantes del Supremo Poder de la Federación (Ejecutivo-Legislativo-Judicial). El diálogo y la negociación deben ser siempre el camino.
Nuestra responsabilidad como ciudadanos, es por un lado, seguir exigiendo que las acciones y políticas del gobierno, -en todos sus niveles-, se hagan conforme a lo mandatado en la Constitución y las leyes; y por otro, que la SCJN siga garantizando su imparcialidad en la resolución de controversias entre poderes y otros asuntos de carácter jurídico relevantes para el país y que fortalezca la protección y garantía de la independencia del Poder Judicial, evitando injerencias indebidas en su funcionamiento.
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