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Internacional

Crece a 205 personas sin vida en Valencia tras las severas inundaciones

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Tres días después de las devastadoras inundaciones que azotaron el sur de Valencia, la región sigue sumida en el caos. Las inundaciones repentinas, provocadas por lluvias torrenciales que cayeron el martes y miércoles, han dejado al menos 205 personas fallecidas, 202 de ellas en Valencia. Las autoridades de emergencia continúan elevando el número de víctimas, mientras que muchas calles permanecen bloqueadas por vehículos y escombros, dejando a numerosos residentes atrapados en sus hogares sin electricidad, agua corriente o telefonía estable.

La magnitud de los daños recuerda los efectos de un tsunami, con calles, hogares y negocios convertidos en escombros. En localidades como Masanasa y Chiva, donde el impacto ha sido devastador, los habitantes se encuentran en una situación límite. “La situación es increíble. Mucho desastre y muy poca ayuda”, comenta Emilio Cuartero, vecino de Masanasa. “Necesitamos maquinaria, grúas, para que se pueda acceder a los sitios. Necesitamos mucha ayuda. Y pan y agua”.

En Chiva, la alcaldesa Amparo Fort relata la destrucción: “Han desaparecido casas enteras, no sabemos si con gente o no dentro”. Los residentes trabajan incansablemente removiendo escombros, limpiando calles llenas de lodo y recuperando lo que queda de sus vidas. La lluvia acumulada el martes fue mayor que la recibida en los últimos 20 meses, causando el desbordamiento de acequias que atraviesan la ciudad y arrasando con carreteras y muros de viviendas.

Solidaridad y desesperación

A pesar de la gravedad de la situación, la catástrofe ha desencadenado una ola de solidaridad. En Paiporta y Catarroja, donde también se reportaron numerosas muertes, los vecinos caminan kilómetros para conseguir provisiones en Valencia, mientras otros residentes de áreas no afectadas llevan agua y productos básicos para ayudar en la limpieza. Sin embargo, la llegada de voluntarios ha generado congestión en las carreteras, complicando el trabajo de los servicios de emergencia. Las autoridades han solicitado que los voluntarios no conduzcan hasta las zonas afectadas y, en cambio, confíen en la distribución de ayuda a cargo de Cruz Roja y los ayuntamientos locales.

En el pueblo de Alfafar, una de las zonas más afectadas, la situación es crítica. La residente de Alfafar expresó en TVE: “Esto es un desastre. Hay muchísima gente mayor que no tiene medicamentos. Hay niños que no tienen potitos. No tenemos leche, no tenemos agua. No tenemos acceso a nada”. El alcalde de Alfafar, Juan Ramón Adsuara, advirtió que los recursos se están agotando rápidamente: “Hay gente conviviendo con cadáveres en casa, eso es muy triste… Aquí estamos totalmente olvidados”.

Pérdidas y saqueos

El torrente de agua convirtió las calles estrechas en trampas mortales, llevándose hogares y negocios, muchos de los cuales quedaron inhabitables. En medio del caos, se han registrado saqueos en tiendas, lo que llevó a las autoridades a arrestar a 50 personas. Las imágenes previas y posteriores al desastre muestran una Valencia sumergida en aguas turbias, con la autopista V-33 cubierta de lodo, transformando el paisaje de la ciudad mediterránea en una zona de desastre.

La inundación repentina en Valencia, considerada la más grave en la memoria reciente, ha sido vinculada al cambio climático. Un análisis parcial de World Weather Attribution, un grupo de científicos internacionales, sugiere que el cambio climático ha duplicado la probabilidad de una tormenta de esta magnitud. España ha experimentado una sequía de casi dos años que endureció el suelo, reduciendo su capacidad de absorber el agua, agravando así las inundaciones. A lo largo de la costa mediterránea, acostumbrada a tormentas de otoño, el calentamiento del mar y el aumento de temperaturas han exacerbado los eventos climáticos extremos.

La esperanza en la solidaridad

Las redes sociales se han convertido en una herramienta vital para canalizar las necesidades de los afectados. Iniciativas como Suport Mutu han conectado a los solicitantes de ayuda con voluntarios dispuestos a contribuir, mientras se han organizado colectas de productos básicos y recaudaciones de fondos en toda España. Aunque la tragedia ha dejado una huella profunda en Valencia, la respuesta de la comunidad muestra una resiliencia y solidaridad inquebrantables.

Las autoridades meteorológicas advirtieron que se esperan más lluvias en los próximos días en Tarragona, Cataluña, y parte de las Islas Baleares. Mientras tanto, los residentes y voluntarios enfrentan una labor titánica para despejar el barro que ha cubierto sus hogares y calles, manteniendo la esperanza de reconstruir lo que queda de sus vidas.

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