La CONAGO y su refundación…
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El 10 de agosto del año 2001, el entonces gobernador de Sinaloa Juan S. Millán, convocó a una reunión de trabajo a sus colegas gobernadores para tratar una problemática que todos los estados tenían en común en aquellos años: la transferencia de responsabilidades a las entidades en materia de ingresos, gasto y deuda.
La cita fue en el puerto de Mazatlán y acudieron 19 gobernadores de otros estados. Dicha reunión levantó mucha polémica y generó la atención del país entero, ya que era la primera ocasión, que se sentaban, en una mesa de trabajo, tantos gobernadores para discutir agendas y problemáticas comunes, y desde luego, poder llegar a soluciones y acciones conjuntas.
A pesar, que dicha reunión se centró en temas meramente fiscales y hacendarios, se sentaron las bases para impulsar un mecanismo general de planteamiento de necesidades y acuerdos, entre las entidades y el gobierno federal. A este grupo colegiado se le llamaría posteriormente: La Conferencia Nacional de Gobernadores, mejor conocida como la CONAGO.
Apenas había acontecido un hecho histórico en la política mexicana, por primera vez en los años recientes, el partido hegemónico, el partido en el poder, perdió la Presidencia de la República a manos de Vicente Fox Quesada… La llamada “Dictadura Perfecta” había dado paso a la alternancia y con ello, a las nuevas formas de ver y entender la política.
Fue justamente esta coyuntura, la que dio pie a la fundación de la CONAGO como reacción a la falta de atención y entendimiento entre la federación y los estados; y fueron precisamente quienes acababan de perder el poder Presidencial, los gobernadores priistas, quienes impulsaron a la Conferencia como el espacio de diálogo que el país requería y aunque ellos mostraban apoyo y respeto a la autoridad federal, los recién llegados tenían sus reservas, ya que muchos incluso tenían miedo de reunirse sin la autorización del Presidente de la República.
Así, el 13 de julio del 2002, en Quintana Roo, se da la instalación de la “primera generación CONAGO” con gobernadores panistas, priistas y perredistas, quienes insistieron en que solo buscaban un espacio de diálogo y entendimiento mayor con el gobierno federal. Que se reconociera que son los Gobernadores y la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal (en ese entonces), las instancias que mayormente conocen los problemas de la población, dada su cercanía y permanente contacto. Se decía una y otra vez que “entre la Federación y el pueblo, el mejor hilo de comunicación, han sido y son los gobiernos locales”.
Como acotación, vale la pena mencionar que, entre sus fundadores, está Andrés Manuel López Obrador, en aquellos días, Jefe de Gobierno del Distrito Federal, emanado del PRD.
Posterior a esto, al expresidente Fox no le quedó más que reconocer y avalar a la organización, e incluso acudió a algunas reuniones posteriores, junto con los gobernadores panistas.
La CONAGO está compuesta por 25 comisiones y tiene cuatro ejes fundamentales: Hacienda y Finanzas Públicas; Federalismo y Gobierno; Desarrollo Regional y Competitividad; y Desarrollo Humano y Bienestar Social.
Cabe señalar que los mandatarios estatales participan en ella de manera voluntaria y todas las decisiones se toman en consenso y son meramente propositivas, no de acción.
Entre sus fundamentos destacan los siguientes: Funciona como un espacio institucional para lograr un mayor equilibrio y mejor distribución de las potestades que corresponden a los órdenes de gobierno federal y estatal; Impulsa el fortalecimiento de las entidades federativas para que contribuyan en mayor medida al desarrollo nacional, así como para que cuenten con los recursos y capacidad de respuesta de las demandas de sus comunidades; Reafirma el compromiso de las entidades federativas con el pacto federal y con el deber de impulsar un proceso político de auténtica descentralización y de fortalecimiento del federalismo; Propone el diseño de programas incluyentes que satisfagan las demandas de seguridad, justicia, bienestar social, democracia y transparencia y Busca promover la consolidación de una nueva relación de respeto y colaboración entre los órdenes de gobierno.
Podríamos resumir todo lo anterior, en que la CONAGO buscaba fortalecer al Federalismo frente al dañino centralismo, el cual se volvió una efectiva medida de control político ante la resistencia de los gobernadores de incluirse en un proyecto central.
Mucha fue la expectación que se generó a la llegada de López Obrador a la Presidencia y el papel que ahora como gobernante nacional tendría frente a los ejecutivos estatales, aunque en el discurso siempre mostraba cercanía y apertura hacia ellos.
En el 2020, un grupo de mandatarios encabezados por los entonces gobernadores de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, demandaron a la Federación mostrara mayor atención y enviara mayores recursos respecto al manejo de la pandemia por Covid19, además de buscar una redefinición del pacto fiscal federal y amenazaron con retirarse de la CONAGO para formar su propia organización. Al cabo de los meses, se sumaron otros 10 mandatarios y se formó la llamada “Alianza Federalista”. Al paso del tiempo, este “sindicato alterno” de gobernadores se fue diluyendo y los actuales gobernantes regresaron al redil de la CONAGO.
Posterior a estos hechos, en diversas oportunidades, el Presidente de la República pidió a la Conferencia Nacional de Gobernadores mantenerse organizada y sin divisiones, al reconocer el derecho de agruparse y disentir de los mandatarios estatales, pero aplaudió la cordialidad y la unidad mostrada hacia esta nueva etapa de la política mexicana.
Hace un par de días, se realizó en Oaxaca la Sexta Sesión Extraordinaria, ahora presidida por el gobernador morenista Salomón Jara, donde se acordó que el nuevo objetivo de este órgano será “contribuir a fortalecer la relación entre las entidades federativas y el Poder Ejecutivo federal”.
Además, sus integrantes, por unanimidad, establecieron que, a diferencia del objetivo que motivó la creación de la CONAGO, de ser un contrapeso al Presidente, ahora tendrá una nueva naturaleza, que buscará apoyar todas las acciones a favor del bienestar de México y los mexicanos.
En esta reunión, se contó por primera vez con la presencia de un enviado especial del presidente estadounidense Joe Biden: John Kerry.
También se estableció que se mantendrá la unanimidad y el consenso como mecanismo de votación y legitimación de la toma de decisiones, además de que los presidentes y vicepresidentes durarán cuatro meses en el cargo y se expedirá a la brevedad un nuevo reglamento.
Los cambios en la conferencia de gobernadores se dan en el nuevo contexto nacional, en el que la mayoría de sus integrantes pertenecen a la Cuarta Transformación, y sólo 10 son de la oposición.
¿Qué debemos hacer nosotros? Como ciudadanos, nos queda la responsabilidad de observar y analizar lo que se trate en estas reuniones ejecutivas, a los acuerdos y compromisos que se lleguen, que, a fin de cuentas, repercuten directamente en acciones y políticas de gobierno.
El estar permanentemente bien informados, nos permitirá avanzar como sociedad.
Al tiempo.